Contra las patrias

Humano

“-¿De qué bandera se trata?
-Es una bandera inconfundible. Cuando la ves no puedes dudarlo. No puede ser otra que la bandera de la libertad.
-¿Colores?
-Los de la libertad
-¿Patria?
-La de la libertad.
Es una patria mudable, jamás se establece por mucho tiempo. Viaja, se oculta, siempre perseguida por los códigos, azuzada por la esperanza de llegar algún día a un lugar del que no quiera regresar.”


(Manuel Vázquez Montalbán, ‘Happy end’)

En el día de la patria ¡buen día!
Desde hace mucho sostengo que el concepto fronterizo de patria está en decadencia, como lo están los estados nacionales, como lo están los derechos nacionales.
El gran avance de la globalización hace que tengamos que ceder a ciertos conceptos que no tienen frontera.
Así ha surgido el derecho internacional de los derechos humanos, ese código mínimo que pretendemos que se respete por igual en cada metro cuadrado del planeta.
Alguna vez expusimos que los derechos humanos son el nuevo disfraz del iusnaturalismo, y advertimos acerca de una notable falta de respeto a los órdenes nacionales, a las culturas de las distintas regiones. (nuestra nota, aquí)
Y, en los últimos lustros, han sido los derechos humanos la razón presentable de todas las guerras.
Sin embargo, todo nos hace pensar que ese proceso avanza y se consolida a paso firme.
Por lo tanto, tenemos que empezar a pensar en que la noción de patria es cada vez menos relevante en el derecho constitucional.
Más aún cuando parece que intentamos avanzar hacia un mundo sin guerras, única justificación final de las patrias.
Y si etimológicamente mi patria es la tierra de mi padre, quiero decir que este mundo es el que me dejó mi padre.
Es cierto, patria es mi barrio, es mi ciudad, mi provincia y quizás mi país entero. Pero por sobre todas las cosas, patria es mi planeta.
Por eso hoy, uno de esos días en que nos ponemos escarapela y acendramos nuestro espíritu patriótico, no está demás que nos hagamos un ratito también para pensar en esos límites tan absurdos que imponen las fronteras.
Por eso comparto unos fragmentos de una nota deportiva (sí, sobre patriotismo en las olimpíadas) y un conocido poema llamado ‘Patria es Humanidad’.
Y, ya que estamos, cerremos con un par de citas:

“Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer” (José Martí)


“Cuando las miserias morales asolan a un país, culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideal no han sabido amarlo como patria: de todos los que vivieron de ella sin trabajar para ella” (José Ingenieros)

————————-

En 1968, los norteamericanos Tommie Smith y John Carlos ganaron las medallas dorada y de bronce en los Juegos Olímpicos de México. A la hora de la premiación, los dos caminaron hacia el podio serios y con las manos cruzadas en la espalda, como escondiéndolas.
Luego de recibir las medallas y a la hora del himno norteamericano, los dos sorprendieron al mundo al mostrarse descalzos, con la cabeza gacha, bufanda negra al cuello y el puño derecho en alto, cubierto con un guante de cuero negro en señal de apoyo al Black Power. Llevaban bien visible, además, un emblema relacionado con organizaciones de derechos humanos.
La reivindicación del movimiento antisegregacionista no les salió gratis. No sólo los echaron de la Villa Olímpica, sino que les resultó muy difícil ganarse la vida al regreso a su país. Es más, algún dirigente insinuó la chance de quitarles las medallas, disparate que, por suerte, no prosperó. En tiempos en los que la Primavera de París y la masacre de Tlatelolco aún estaban frescas, no había espacio para tamaño gesto de rebeldía.
Muchos consideran al episodio como un antes y un después en las pautas de aquellas manifestaciones que el COI tolera, y aquellas que considera inaceptables. Al respecto, se sabe del adoctrinamiento que se hace a las autoridades olímpicas de los países para que pongan en caja a sus atletas, si es que aún quedase alguno o inadvertido u obstinado.
Desde el sentido común, la sensibilidad y un necesario sentido de la solidaridad, cuesta poner en discusión la legitimidad del reclamo de Smith y Carlos. Sin embargo, para el universo olímpico –entonces con líderes institucionales siniestros, mucho más que hoy, cuando el que manda está rotulado como un dirigente de los deportistas– los atletas pueden equivocarse en lo deportivo y hasta violar las más básicas normas del juego limpio; jamás salirse de la huella de una masa de músculos que no es conveniente ni que piense ni, mucho menos, que se comprometan.
El rigor es sólo para los deportistas; es decir, para los únicos indispensables en esta celebración, ya que la historia de los Juegos está infectada por fuertes expresiones político-ideológicas de grupos de naciones que hirieron grave al olimpismo sin recibir ni una mínima sanción.
De tal modo, mientras ni quienes boicotearon Moscú 1980 –con Estados Unidos a la cabeza–, ni quienes lo hicieron con Los Angeles 1984 –con la Unión Soviética a la cabeza– fueron castigados por el Comité Olímpico, a Carlos y a Smith el calvario no les terminó con la expulsión de la Villa: tardaron no menos de cinco años en conseguir estabilizar un trabajo y una vida en sociedad dentro de los Estados Unidos. Dato accesorio: segundo en aquellos 200 metros históricos fue el australiano Peter Norman. El también pidió usar el mismo emblema que sus rivales arriba del podio: nadie lo sancionó. Para la historia quedó esta reflexión de Carlos, cuando se lo acusó de haber mancillado el espíritu olímpico con su actitud “politizada”:

“¿Por qué tenemos que usar el uniforme de nuestro país? ¿Por qué tocan nuestros himnos? ¿Por qué tenemos que ganarles a los rusos? ¿Por qué los alemanes del Este quieren derrotar a los del Oeste? ¿Por qué no podemos usar todos el mismo uniforme y sólo identificarnos a través de números? ¿Qué ha pasado con el ideal olímpico del hombre enfrentándose al hombre?”

Gonzalo Bonadeo

http://www.perfil.com/ediciones/2012/5/edicion_674/contenidos/noticia_0026.html

———————————–

‘Patria es humanidad’ (José Martí)

La manzana es un manzano
y el manzano es un vitral
el vitral es un ensueño
y el ensueño un ojalá
ojalá siembra futuro
y el futuro es un imán
el imán es una patria
patria es humanidad

el dolor es un ensayo
de la muerte que vendrá
y la muerte es el motivo
de nacer y continuar
y nacer es un atajo
que conduce hasta el azar
los azares son mi patria
patria es humanidad

mi memoria son tus ojos
y tus ojos son mi paz
mi paz es la de los otros
y no se si la querrán
esos otros y nosotros
y los otros muchos más
todos somos una patria
patria es humanidad

una mesa es una casa
y la casa un ventanal
las ventanas tienen nubes
pero sólo en el cristal
el cristal empaña el cielo
cuando el cielo es de verdad
la verdad es una patria
patria es humanidad

yo con mis manos de hueso
vos con tu vientre de pan
yo con mi germen de gloria
vos con tu tierra feraz
vos con tus pechos boreales
yo con mi caricia austral
inventamos una patria
patria es humanidad

(Mario Benedetti)