Elegir las elecciones

El tema que nos convoca es el calendario electoral 2009 en la provincia de Santa Fe.

Por decreto del gobernador Binner, se convocaron las elecciones provinciales en una fecha distinta a la que eligió el gobierno nacional para las propias.
Y, como en Santa Fe tenemos internas abiertas, se fijó también su fecha.
Así deberemos concurrir tres veces a las urnas en 2009: para opinar sobre los candidatos de cada partido el 28/06, luego el 30/08 debemos votar para intendentes en algunas ciudades, para comisiones comunales en casi todos los pueblos, y para concejales en todos los municipios.
Finalmente, el 25/10 la Nación nos llama a votar senadores y diputados ante su Congreso.
Muchas veces las provincias fijan sus elecciones el mismo día que lo hace la Nación, para hacer un solo acto. Pero este año el gobernador resolvió separarlas. Y es absolutamente libre de hacerlo, lo cual no quiere decir que esté bien lo que hizo.
Que se hagan ambas elecciones el mismo día no implica que exista una lista sábana, como dicen algunos, porque son boletas separadas las nacionales de las provinciales.
Y sí es cierto que hacerlas en días distintos acarrea mayores gastos, por más que se diga que 50 millones es poco. Pero éste argumento no nos parece importante: si hay que gastar más, pero ello redunda en mayor calidad institucional, habrá que gastarlo.
Si se trata de elegir lo más barato, cualquier opción es más barata que no hacer elecciones. Si fuera por eso, podríamos designar los gobernantes por sorteo, lo cual sería mucho más barato (y no sé si por eso nos iría peor).
El gasto no puede ser nunca óbice a la selección de una alternativa, lo único que debe importarnos es la calidad institucional que se obtiene con el sistema preferido.
El problema es que no creemos que el solo desdoblamiento de las elecciones ayude a una mejor información de la ciudadanía, ni a una elección más consciente.
En principio, creer que si la gente vota todo junto piensa poco, es una idea paternalista, que implica menospreciar a la ciudadanía. Y si fuese cierto, eso se combate con mayor información y más claridad política, y no separándole la comida cortada chiquita como si el pueblo fuese un bebé.
La idea de nuestra generación iluminista del 37, aquella de que ‘a los pueblos, como a los niños, hay que limpiarles el culo aunque lloren’, debe ser superada, por más que quienes nos gobiernan siempre se creen más inteligentes que la gente que los eligió (la que sólo fue inteligente cuando los eligió a ellos).
La única verdad es que cuando los políticos hablan de sistemas electorales, siempre lo hacen después de contar sus propios porotos. Así lo dijimos en la mesa que compartimos con el entonces candidato Binner: ni la ley de lemas, ni el desdoblamiento de elecciones, ni las primarias, ni ningún sistema debe ser dejado en manos de los políticos en campaña: siempre deciden de acuerdo a sus propios intereses, nunca por los de la ciudadanía.
Y este desdoblamiento, como todas las decisiones tomadas antes por los gobiernos peronistas, tiene la misma razón: quien decide considera que sus chances son mejores si toma tal o cual opción. Nada más. Y en este aspecto, como en tantos otros, el tiempo también nos dará la razón.
Por nuestra parte, consideramos que el sistema electoral argentino en general requiere serias modificaciones, que no tienen que ver con más o menos elecciones en un mismo día; que sus problemas empiezan en el voto obligatorio, en la partidocracia en la selección de candidatos, y en la falta de transparencia de los fondos.
Nada de eso le importa ni al que fija la fecha de elecciones ni al que la critica.
Sino, que alguien explique por qué ambos partidos provinciales, de común acuerdo, derogaron el sistema de rendición de cuentas de campaña posterior a las elecciones y nunca propusieron ni un solo proyecto para reinstalarlo… no vaya a ser que alguien sepa cuánto y en qué gastan, y quién aporta…